Dentro las habilidades comunicativas, el lenguaje sería la última herramienta necesaria antes de formular cualquier enunciado. Pero mucho antes de llegar a la expresión externa de nuestras ideas, estás deben pasar por un proceso que se va a ver afectado por diversos factores, que en su conjunto, moldearán las capacidades comunicativas el estudiante.
Uno de estos factores sería el estilo de comunicación. Este se aprende en el hogar y se desarrolla en los primeros años de la vida de estudiante. Está muy ligado a su cultura de origen, es decir a la comunidad donde ha nacido y ha pasado su infancia, pero es independiente de esta, y sí tiene que ver con el estilo de comunicación de su entorno más cercano y de su familia en concreto. Este puede ser un estilo de comunicación cerrado, abierto, de arriba abajo, de abajo arriba, diagonal o indirecto. Ciertos estilos facilitarán la comunicación, mientras que otros la obstaculizarán, haciendo ininteligible, e incluso conflictiva.
Otro grupo de factores estarían relacionados con la persona del estudiante a nivel psíquico y físico. Su personalidad, sus fortalezas y debilidades tanto a nivel físico como psíquico, sus características personales como la extroversión o temperamentos más abiertos y comunicativos facilitarán, en cierta medida, la comunicación, mientras que, debilidades o defectos físicos en la vista, el oído o de tipo psicológico o nervioso, supondrán dificultades comunicativas. La motivación o actitud frente a la comunicación y el aprendizaje dependerá de las necesidades, preferencias, y creencias de cada estudiantes sobre los resultados de sus acciones.
La cultura de origen, incluyendo esta su lengua materna, juega también un papel importantísimo en la confección de sus habilidades comunicativas. Su lengua materna, con una mayor o menor riqueza o especialización en el vocabulario va a afectar la capacidad comunicativa del individuo. Cada cultura define las cosas de una manera, tanto cosas materiales como conceptos abstractos, y es en estos últimos donde se producen las mayores diferencias entre las diferentes culturas. Conceptos tales como el tiempo, el espacio, los sentimientos, las relaciones sociales son diferentes en casi todos las culturas. El estilo de comunicación varía considerablemente en cada cultura, siendo algunas más abiertas y espontáneas y otras más formales y estrictas en sus estilos comunicativos. El receptor del mensaje influye enormemente en el contenido y forma del mensaje. La edad, sexo o estatus social del receptor pueden llegar a restringir muchísimo el mensaje en muchas culturas, mientras que en otras, las diferencias son menores.
Otro factor importante e influyente en el desarrollo de las habilidades comunicativas del estudiante es, sin duda, el estilo de aprendizaje de cada estudiante, dado que marcan en gran medida como el estudiante adquiere tanto las habilidades de tipo lingüístico como comunicativas en general. Unos estudiantes han desarrollado unos estilos de aprendizaje más visuales o gráficos, mientras que otros, por el contrario, adquieren los conocimientos y habilidades con mayor facilidad a través de un estilo más auditivo, o tienen mayor receptividad y comprensión a conceptos abstractos o lógicos, en otros casos.
Por otro lado, la lengua cambia histórica, geográfica y socialmente. También cambia en cada situación, de acuerdo con la identidad de los participantes (edad, sexo, condición social, grupo social y rol), el tema discutido (legales, técnicos, etc.), el entorno (en un tribunal, en el colegio de abogados ), el medio (escrito o hablado), el grado de formalidad (íntima, ceremoniales, etc.) y el estilo de escritura (descriptiva, persuasivo, etc.), o el estilo hablado utilizado (retórica, peyorativa, etc.). Tantas variables, con varios parámetros a tener en cuenta dentro de cada variable, podrían hacer del aprendizaje de una lengua, una tarea de enormes proporciones y difícil de gestionar. Por suerte, muchos hablantes nativos tienden a perdonar a los hablantes no nativos cuando cometen errores, ya que son conscientes de la complejidad de la tarea en cuestión. Para resumir, me atrevo a definir la competencia comunicativa, como una realización lingüística de una lengua determinada, es decir, adaptada a una situación particular, o como la capacidad de producir una versión adecuada de la lengua, apropiada para un propósito, persona o situación particular.